Paulina Rucco es la impulsora del Colectivo Voláre, que viene desarrollando una serie de Murales participativos en espacios públicos. Comenzaron con el mural comunitario “Mandala de la Tierra” que se encuentra en el patio del museo José Hernandez, al que luego se le sumaron más de 10 obras en distintos puntos del país. Luego le siguió el primer “Alas para ir” que fue instalado en el frente de la Escuela nº 18 en Alico y Defensa (Aldo Bonzi) dentro del marco del “Encuentro Nacional de Muralistas en La Matanza” organizado por la Secretaría de Cultura y Educación de La Matanza.
ALAS PARA IR II es el 2do Mural comunitario e interactivo de la serie “Para ir” realizada por el Colectivo Voláre que está integrado por docentes y artistas plásticos: Sol Carta, Facundo Leguizamón, Paulina Rucco, Heliana Rucco, Beatriz Cabrera.
Esta obra comunitaria esta dentro del proyecto “Dar por dar” declarado de Interés Cultural por la SecretarÍa de Cultura y Educación de la Matanza (Ordenanza nro: 11) y cuenta con el apoyo del Museo de Arte Popular José Hernández.
“Alas para ir” fue instalada el pasado domingo 22 de Septiembre de 2013 en la calle Avellaneda al 1500 en el barrio de Ramos Mejía, Pcia. de Buenos Aires.
Esta obra colectiva fue realizada con diferentes técnicas que incluyen las artes del fuego y la pintura. Fue un trabajo comunitario, participativo, que nos habla de la importancia de la unión de las personas y de todo lo que se puede lograr cuando se trabaja en equipo. La obra se ve completa cuando un se para sobre ella. Es emocionante ver este tipo de trabajos que integran a la comunidad y la hacen formar parte de un trabajo que nos reconforta el alma.
“Soy uno con la obra, la obra es el producto de todos, soy uno con todos” Heliana Rucco
Colectivo Voláre: “Los seres humanos somos y construimos con el otro, en el ámbito de la familia, del barrio, de la comunidad. Así descubrimos que cada uno de nosotros, cada integrante, cada parte es conforma un todo que es mucho más que la suma de las mismas. El objetivo de las Alas para ir es hacernos acordar esta afirmación vivenciando la experiencia del trabajo comunitario.”
UNO – TODOS
Heliana Rucco: “En el comienzo, las ganas de ampliar nuestros conocimientos, saberes, técnicas y creatividad nos juntaron. Como amontonados por el viento, llegamos al oeste a expandirnos físicamente en los alrededores del taller “Voláre” de Paulina Rucco. Fue así que la calle avellaneda al 1500 y sus aledañas comenzaron a llenarse de obras de arte callejero, pegatinas, mosaico, murales cerámicos, mandalas de vidrio horneado y el colectivo “Dar por Dar” intervino la fachada del taller dándole un carácter único a la cuadra. A Paulina la conocen, la quieren y respetan los vecinos y le dan su aprobación de embellecer la cuadra.
En esta oportunidad, trabajando como “Colectivo Volàre”, tenemos el acuerdo de los vecinos de dicha cuadra para confeccionar un mural que presentará un par de alas signadas por la sinergia de técnicas.
Esta obra nueva, Alas para ir II es la continuación de un proyecto que comenzó en Marzo, Alas para ir I (situado en defensa y Alico, Aldo Bonzi), para el que fuimos convocados en el contexto del Primer Encuentro Nacional de Muralistas en La Matanza por la Secretaría de Cultura del Municipio.
Alas para ir II fueron diseñadas por el colectivo a partir de un estudio del artista renacentista Alberto Durero. Éstas serán confeccionadas en talleres comunitarios guiados por los integrantes de Volàre, en donde enseñaremos a realizar módulos de plumas en cerámica, vidrio horneado, metal esmaltado, dibujo y pintura.
Están instaladas en la calle Avellaneda entre caseros y Beruti, Ramos Mejía.
Para toda realización, nos manejamos en 3 claves a la hora de poner en marcha el trabajo:
– La convivencia articulada de diversas técnicas y materiales.
– El trabajo comunitario (documentado en fotos y videos, reconociendo en los créditos del mural a cada uno de los participantes).
– La toma de conciencia del concepto de comunidad e identidad cultural del barrio a través del arte.
El primer punto fue difícil de llevar a cabo, cada material tiene su propio carácter (brillo, peso, textura, etc) muy diferenciado al del otro. Sin embargo el trabajo de diseño previo, el respeto del trabajo del otro y la escucha permanente entre los artistas integrantes del colectivo lo hicieron posible. Y una vez que esto es logrado, lo enseñamos a la comunidad que, guiada, será parte fundamental de la confección de la obra. Cumplimos en aquí un objetivo importante que es la difusión de saberes ancestrales y la investigación de nuevas técnicas que conformen una obra para nuestro “aquí y ahora”.
Somos muy cuidadosos del segundo punto, el trabajo comunitario. Creemos en el poder creativo de la comunidad y de la expresión guiada para poder lograr un objetivo común. Todos los que participaron (desde la limpieza de la pared a la confección de módulos) tienen un lugar en los créditos del mural. La idea que nos rige es que sin todas las manos en acción no es posible el mural. Alejándonos así de la lógica capitalista que suprime y oculta detrás de un nombre-marca registrada el trabajo real de personas individuales.
Nuestra filosofía con respecto al trabajo colectivo podría pensarse de esta manera: La comunidad crea las partes de la obra final. Los artistas que diseñamos y organizamos somos hablados por esas partes y las conjugamos de manera para transmitir una idea fundamental: Somos todos en uno.
Las personas construimos y somos con el otro. El objetivo de nuestras alas para ir es hacernos recordar de esta afirmación.
El resultado que inevitablemente se desprende de los talleres comunitarios nos pone en la experiencia de la comunidad. Nos reunimos para manifestar un objetivo común. Eso se destaca en los talleres todo el tiempo. Nuestra meta es hacer que los vecinos tomen conciencia de ello: Que el individuo pueda vivenciar su rol e importancia en el grupo, su aporte, su poder transformador y que al mismo tiempo pueda realizar una reflexión sobre el lugar del arte y la cultura en el barrio.
Esto se ve coronado con un último movimiento de consciencia sobre el individuo cuando debe interactuar con el mural tomándose una foto con las alas puestas para que la obra pueda leerse como completa. Produciendo una idea para leerse así: “Soy uno con la obra, la obra es el producto de todos, soy uno con todos”
Por último, el colectivo Volàre tiene planes para el futuro, haremos más murales y nuestro deseo es incentivar la proliferación de los mismos estableciendo contactos con otros centros culturales, instituciones y galerías del oeste para favorecer el desarrollo de propuestas culturales locales y contribuir a la descentralización de la experiencia artística.”