
En el campo del vidrio contemporáneo, donde la línea entre arte y objeto funcional se vuelve cada vez más difusa, el trabajo de Joon Yong Kim (Corea del Sur, 1982) se destaca como un canto a la pureza y a la contemplación.
Sus vasijas, profundamente talladas y meticulosamente pulidas, han dejado atrás cualquier intención utilitaria. Ahora existen como presencias autónomas, casi rituales, donde la forma sirve como contenedor de luz y emoción. Con sus superficies topográficas —que recuerdan relieves naturales—, cada pieza se convierte en un pequeño paisaje que invita al espectador a perderse en sus profundidades.
El juego de grosores —zonas más gruesas y otras extremadamente delgadas— funciona como un delicado mecanismo para graduar la luz y crear sutiles transiciones de color. Verdes que evocan los primeros brotes de primavera, naranjas y umbers quemados, morados solemnes y el azul profundo de la noche se funden de manera orgánica y armoniosa. Todo está cubierto por un pulido impecable que amplifica la luminosidad y refuerza la sensación de calma casi meditativa.
En la obra de Kim, la técnica y el concepto son inseparables. La destreza en el tallado en frío y el pulido no se perciben como exhibición de virtuosismo, sino como un medio para revelar la esencia del material: liberar la luz atrapada en el vidrio. Este control absoluto transforma cada pieza en una experiencia sensorial que va más allá de lo visual, apelando al tacto mental y emocional.
Las vasijas de Kim podrían leerse como pequeñas arquitecturas del silencio. Al trascender la funcionalidad, el artista eleva el vidrio a un estado espiritual, casi ceremonial. Las piezas no se imponen al espacio; lo transforman desde dentro, generando atmósferas contemplativas que invitan a detenerse y a respirar.
Hoy, en un mundo saturado de objetos inmediatos y mensajes efímeros, la obra de Joon Yong Kim ofrece una pausa. Nos recuerda que el vidrio no solo puede ser un medio frágil y transparente, sino también un vehículo profundo para la luz y el pensamiento.
Con su fusión perfecta entre técnica, forma y poesía, Kim reafirma el potencial ilimitado del vidrio contemporáneo, situándolo en el territorio de lo esencial y lo eterno.
Instagram: @kjoonyong

























