La artista y diseñadora de interiores Ana Laura Quintana (argentina, 54 años) cursaba la carrera de Restauración de Antigüedades cuando se enamoró del vidrio como material y ya no dejó de trabajar con él.
Empezó por aprender técnicas clásicas y contemporáneas con artistas nacionales e internacionales, y eligió el pâte de verre como su herramienta favorita. Sus esculturas de formas orgánicas y etéreas revelan nuevas formas, transmiten armonía, firmeza y amor, además de conectarnos con la naturaleza. Desde su taller en San Nicolás, nos cuenta más sobre su búsqueda creativa y su carrera.
¿Por qué elegiste el vidrio para tu obra?
El vidrio es perfecto como medio de expresión, ya que puedo trabajarlo empleando técnicas muy diversas. Comencé realizando lámparas Tiffany y paneles de vitreaux, pero años después, quedé fascinada con su transformación en el horno. Es fantástico diseñar una pieza pensando cómo el calor va a transformarla para que logre expresar lo que deseo.
¿Qué es lo que más te gusta del material?
El vidrio tiene propiedades increíbles y se adapta a los cambios que el medio le ofrece. Del mismo modo, tuve que adaptarme para continuar trabajando con él. Luego de complejas cirugías de columna, no pude trabajarlo más en frío para realizar los vitrales por el esfuerzo físico que conlleva ese trabajo. Fue entonces que decidí aprender otras técnicas hasta encontrar aquella con la que me sintiese cómoda. Pâte de verre es mi técnica favorita, no solo por sus cualidades esculturales y porque permite una precisa ubicación del color, sino también porque me abrió un mundo de posibilidades. Me invita a pasar horas en el taller experimentando hasta lograr lo que busco.
¿Cómo es el nuevo método que desarrollaste para crear tus piezas?
Actualmente trabajo con la pasta de vidrio de tal modo que me libero de realizar los moldes típicos de la técnica tradicional. Modelo la pasta y la llevo al horno, sin contención alguna. Todo surgió por un error, como suele suceder…Hice una muestra con oro líquido, en una pieza de vidrio sin hornear y la dejé sin sostén… Mi sorpresa fue grande al ver que había conservado su forma a altas temperaturas.
Esta técnica me permite crear esculturas, sumamente delgadas y fuertes que al chocarlas entre sí hacen un agradable sonido, pueden flotar y también contener agua.
Lo que más me gusta de este modo propio de trabajar el vidrio es que logro registrar la espontaneidad de un momento. Cada pieza es única e irrepetible.
“El vidrio me dio la posibilidad de expresarme a través del arte, exponer mis obras, conocer nuevos amigos y países, tengo mucho que agradecerle”.
¿Tu próximo proyecto?
En un futuro cercano, pienso realizar seminarios para compartir mis conocimientos. Son muchos los pedidos que me realizan y eso crea un compromiso y una exigencia, pero quisiera ampliar eso para poder transmitir también algo de lo que aprendí.
Link: https://www.analauraquintana.com/
Créditos fotográficos: Maxi Oviedo, Luciano Garetto y Claudia Otero