La artista en vidrio Emma Varga nació en Yugoslavia, estudió arte en Universidad de Artes Aplicadas de Belgrado.
Comenzó estudiando cerámica, pero su búsqueda por la transparencia la llevó al vidrio, con él encontró un medio perfecto para desarrollar sus obras.
Emma Varga: “Yo, literalmente, me enamoré de este medio mágico y único, ya que ofrece un amplio abanico de posibilidades.”
Trabajo como artista independiente y diseñadora en Yugoslavia. En 1995 se mudó a Australia, en donde es referente y se destaca como una de las mejores artistas del país. Sus trabajos más recientes se centran en una paleta de verdes frescos, rosas y tonos fucsia inspirados en la naturaleza: hierbas, enredaderas con flores y otras plantas pequeñas son su inspiración, forman parte de la naturaleza cotidiana que la rodea. Vive frente a la playa, su taller tiene ventanas grandes desde las que ve el mar y la vegetación. Con su técnica de trabajo logra congelación en el interior de la escultura, estas imágenes.
Su última exposición fue “My Places of Green” en Sabia Gallery. En ella presentó obras que refleja el sentido del lugar y las emociones provocada por el color y los detalles. Inspirada por de miles de fotografías tomadas por el artista en los lugares donde ha pasado algún tiempo, como Ada, su lugar de nacimiento en la antigua Yugoslavia, Collaroy y Dee Why, donde ha vivido durante los últimos diecinueve años y Ushuaia, Argentina en donde sigue enamorada de su paisaje.
La técnica de “múltiples capas de fusión” que desarrollado gradualmente Emma durante los últimos 15 años, le permite crear y ganar control sobre las imágenes tridimensionales en el interior de grandes objetos de vidrio transparente. Su trabajo comienza realizando diagramas complejos, similares a la forma en que un arquitecto tiene que desmontar un edificio y hacer un plano separado para cada piso (capa, en el caso de su obra).
Estas piezas pueden llevar hasta 400 capas delgadas de vidrio transparente; elementos de mosaico de vidrio, fritas de colores y varillas que se ensamblan en cada placa, de acuerdo con un diseño de tres dimensiones complicado.
El proceso de fusión lleva diferentes etapas. Se necesitan dos semanas para el horneado del vidrio y que luego se enfríe poco a poco. Después otras dos semanas para moler y pulir todas las superficies a la perfección. Sólo entonces es posible, finalmente, ver el interior; todos los detalles finos y estructuras translúcidas como flotando en el mar de vidrio transparente.
Emma Varga: “Mi única limitación es el tiempo. Una vida no es suficiente para crear todas las ideas que tengo. El vidrio ofrece una gama tan amplia de posibilidades y diferentes técnicas (que aprendí muy temprano, siendo una joven artista), que casi cualquier cosa es posible crear. Tengo una multitud cada vez mayor de nuevas ideas en mi cabeza. Cuanto más trabajo, más ideas nuevas nacen (esto puede ser frustrante a veces !).
Estoy muy contenta porque después de más de 40 años de trabajo en vidrio, todavía puedo jugar con él con facilidad y disfruto mucho de todo el proceso.”