Joseph Harrington, escultor británico nacido en 1979, transforma el vidrio en un relato mineral del tiempo y la memoria. Con una sensibilidad singular y un enfoque técnico audaz, ha desarrollado su propio método de trabajo, el Lost Ice Process, en el que esculpe bloques de hielo con sal para crear moldes efímeros que luego convierte en piezas únicas de vidrio colado. El hielo se derrite, pero su forma queda atrapada para siempre: la erosión se convierte en volumen, la fugacidad en permanencia.
Su obra no representa paisajes, los condensa. Cada escultura —rugosa por fuera, pulida por dentro— parece un fragmento arrancado de un acantilado remoto o una grieta de tiempo detenida. Harrington no copia la naturaleza: la decanta. Sus piezas evocan costas barridas por el viento, formaciones volcánicas o laderas erosionadas por la lluvia, pero todo pasa por el filtro de su mirada y su proceso técnico, que le permite combinar brutalidad y precisión, caos y geometría.
Ganador del “Best in Show” en la British Glass Biennale 2017 y de una medalla de oro en el Bavarian State Prize 2018, su obra forma parte de colecciones como el Victoria & Albert Museum (Londres), el Chrysler Museum (EE. UU.) o Bullseye Gallery (Portland). También ha expuesto en ferias como Collect y ha dictado talleres y clases en instituciones de referencia como Central Saint Martins, Corning Museum of Glass y Bullseye Gallery.
Con Joseph Harrington, el vidrio deja de ser un objeto decorativo para convertirse en testimonio: lo que vemos no es sólo forma, es el rastro del tiempo sobre la materia, el eco visible de un instante que ya no existe.
