Jujol, el genial creador catalán y responsable de algunos de los más grandes íconos de Barcelona sigue siendo aún hoy, un gran desconocido.
Su hijo intenta recuperar su legado, difundiendo una obra clave en la historia, que lo recuerda como un precursor del surrealismo y del dadaísmo, y como uno de los grandes vanguardistas del siglo XX.
Su trabajo puede verse en la fachada de la Casa Batlló, en los hierros retorcidos de los balcones y en los fabulosos techos ondulados de la Casa Milá, en los asientos de la terraza del Park Güell con su famoso “trencadís” y en los medallones del techo de su sala Hipóstila. Todas obras atribuidas a Gaudí, que realizó, en rigor, el arquitecto y creador Josep María Jujol (Tarragona 1879 – Barcelona 1949).
¿Cuántos saben que la monumental fuente de la Plaza España de Barcelona es obra de Jujol? Si fuera de Gaudí, lo sabríamos todos. Así como el famoso catalán tuvo la genialidad de tenerlo como máximo colaborador, es hora de poner la obra de Jujol en valor y dar difusión a este artista, reconocer las formas en las que influyó en otros desde su concepción de la arquitectura como un arte total.
Basta con ver las obras anteriores de Gaudí para describir y asombrarse ante la huella y el aporte que realizó Jujol, brindando color y movimiento a lugares visitados por miles de turistas en Barcelona cada día.
Los arquitectos se conocieron en 1904 en el Ateneu Barcelonès, donde Jujol realizaba uno de sus primeros trabajos de arquitectura. Desde entonces, él colaboró en una gran cantidad de proyectos de Gaudí hasta el momento de su muerte. Lamentablemente, no fue Jujol quien continuó con la obra de la Sagrada Familia. De haber sido así, tendríamos una fachada de la Pasión muy diferente.
Su hijo Josep María -conocido como Jujol Jr– lo recuerda como un hombre creyente y alegre, muy entregado a su vocación, que supo trabajar con materiales diversos como el hierro, la madera, la pintura, la cerámica y el vidrio. Además, Jujol reciclaba, transformaba, moldeaba y recuperaba esos materiales con destreza y genio artístico. Podía decorar los asientos de la terraza del Park Güell con platos de cerámica rotos o crear lámparas con herramientas que encontraba tiradas o en desuso en las casas que restauraba.
El legado de Jujol profesor
El rosetón de la Basílica de Santa María del Pi mide 10 metros de diámetro, es el más grande de Cataluña y uno de los mayores que existen en la arquitectura gótica. Fue destruido durante la guerra civil y pudo ser reconstruido gracias a Josep Maria Jujol, quien unos años antes hizo dibujar a gran formato el rosetón a sus alumnos de arquitectura. El dibujo se conserva en la Escola Tècnica Superior d’Arquitectura de Barcelona.
Una tarde, a comienzos del invierno, pudimos conversar con Jujol Jr, un hombre que heredó de su padre el amor por el arte y por el conocimiento. Con total admiración, busca reivindicar y divulgar su obra a nivel patrimonial y aclara, con humildad, “desde pequeño era consciente que no podía llegar a su altura y por ello soy licenciado en Historia del Arte. La que continuó con el arte pictórico fue mi hermana Thecla”.
Hablamos con él por teléfono un día de cuarentena estricta en Buenos Aires que contrastaba con los intensos días de verano que están viviendo en Tarragona.
¿Cómo fue crecer con un padre con tal pasión por el arte?
Mi padre sentía y vivía el arte intensamente y tenía la necesidad de hacerlo extensivo a los demás, como profesor. Era didáctico, sabía transmitir sus conocimientos. Nosotros, sus hijos, crecimos admirando y valorando sus cualidades, éramos conscientes que se trataba de un arquitecto-artista y a su vez dibujante, pintor, escultor, artesano.
¿Qué otros recuerdos tiene de él?
Nuestro padre era vitalista y sabía sacar partido de las dificultades y de las carencias. A partir de objetos humildes y que otros considerarían descartables, él era capaz de crear auténtico arte.
¿Quién o quiénes fueron sus referentes?
El verdadero maestro de Jujol fue el arquitecto Gallissà, en cuyo estudio trabajó en su juventud, siendo estudiante. En 1903 introdujo a Jujol en el mundo del vidrio y juntos confeccionaron grandes luminarias para las fiestas de una calle de Barcelona.
Trencadís (en catalán significa quebradizo) Es un mosaico hecho con trozos de cerámicos, vidrios u otros materiales como baldosas rotas o vajilla. Jujol aplicó este método en diversas edificaciones, mostrando su pasión por el reciclado y el uso fantástico del color. Para el Park Güell, Jujol usó piezas de descarte de la fábrica Pujol i Bausis.
El maestro de Jujol fue el arquitecto Gallissà, que en 1903 lo introduce al vidrio y juntos confeccionaron grandes luminarias para las fiestas de una calle de Barcelona.
La tienda Mañach, creación de Jujol y lamentablemente destruída, era el apasionamiento llevado a los límites del delirio, no exento de un gran sentido del humor.
PERE MAÑACH (Barcelona 1870-1940) fue pionero, apoyó a los artistas catalanes que querían exponer en París.
Contactó a Picasso con Vollard para que se realizara la exposición de 1901.
Fue el primero en abrir una galería en España en 1911.
https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2117/94114/05Drl05de09.pdf
¿Qué influencia tuvo Jujol en la obra de Gaudí?
Empezó a trabajar con Gaudí en 1904 y el encargo fue el revestimiento de la fachada de Casa Batlló. Por entonces Gaudí consciente del dominio del color que tenía Jujol, le confió la obra y así consiguió una maravilla cromática que hasta entonces no tenía la obra gaudiniana.
¿Qué obras realizó en vidrio?
Además de los vitrales, diseñó una vistosa botella en 1912, que actualmente se comercializa en tiendas de diseño y museos del mundo. El vitral más grande que realizó fue la reconstrucción del rosetón gótico de la Basílica de Santa Maria del Pi, totalmente desaparecido debido al incendio revolucionario de 1936; que él con sus alumnos habían copiado y acuarelado, cosa que permitió reproducirlo totalmente en 1942. Según arquitectos estudiosos, la fuerza cromática que tiene es superior a la que tenía el gótico.
Otras obras en vidrio de Jujol aparecen en la Casa Bofarull Els Pallaresos (1914), el Templo Parroquial Vistabella (1942), Templo Parroquial El Vendrell (1942), Templo Parroquial Vilanova (1947) y el Rosetón Gótico Basílica del Pi Barcelona (1942).
Queda mucho por decir sobre este hombre que supo dar “color y vida a la obra de Gaudí”, según el arquitecto japonés Irie Masayuki. Un gran observador de la naturaleza que inspiró una paleta pictórica que puede apreciarse en sus pinturas, cerámicas y vitrales.
Colaborador de Gaudí en las reformas de la Catedral de Palma de Mallorca y la cripta de la Colònia Güell -dos de sus más grandes obras- Jujol supo influir también en la obra de Dalí, Miró y Le Corbusier, convirtiéndose en un precursor del dadaísmo y el surrealismo.
En otras palabras, su figura se destaca más allá de las fronteras europeas y merece un lugar dentro de la historia del arte universal. Es nuestro deseo que pueda ser conocido y valorado por fuera de los ámbitos de estudio de los arquitectos o los estudiosos de la historia del arte catalán y del modernismo.
La botella “Casa de Familia” es un diseño que Jujol realizó en 1912 para el orfanato del que tomó el nombre, una pieza que sintetiza su arte de manera magistral.
Mare de Déu de Montserrat de Montferri, una joya modernista diseñada por Josep María Jujol (obra inacabada, reinterpretada y finalizada póstumamente).
Detalles del interior del Santuario Mare de Déu de Montserrat de Montferri
Vitrales diseñados para el Templo Parroquial Vilanova por Jujol, y realizados y restaurados por Vitralls Bonet.
Ph: Vitralls Bonet
Josep Llinàs: “En la cubierta de la torre Mirador de la bofarina, en donde aparenta una metáfora de una mesa preparada para comer, y el porrón está preparado para ser tomado desde el aire, en donde parece invitar a los habitantes del mundo celestial para que acompañen a compartir mesa con los habitantes humanos.”
PH: Tjerk van der Meule