Desde principios de los años ochenta, la artista japonesa Niyoko Ikuta ha desarrollado un cuerpo de obra singular a partir del vidrio laminado, creando esculturas geométricas que parecen suspendidas entre la solidez del material y la levedad de la luz. Su técnica consiste en superponer cuidadosamente planchas de vidrio unidas con adhesivos transparentes, exponiendo secciones transversales que revelan complejas interacciones de reflejos, refracciones y transparencias.
Formada en pintura y escultura, Ikuta transfiere a sus piezas una sensibilidad profundamente arquitectónica, donde cada volumen es proyectado como un espacio vivo. Sus motivos —según ha declarado— nacen de experiencias intensas: desde la vastedad de la naturaleza hasta el conflicto humano, pasando por estados emocionales como el miedo, la expansión interior o la plegaria. Así, cada obra se convierte en una meditación material sobre lo inasible.
Además del vínculo con la luz y el espacio, Ikuta concibe sus esculturas como una forma de dar cuerpo a resonancias invisibles, como si sus volúmenes capturaran ecos de sonidos que ya no están. Su proceso comienza con modelos a escala reducida, que luego traduce en dibujos y estructuras completas, guiada por una imagen mental precisa de la forma final. Las obras adquieren así una cualidad casi musical: vibran, se transforman con la luz y la mirada del espectador, y nunca se muestran de la misma manera dos veces.
Su trabajo ha sido ampliamente reconocido a nivel internacional y forma parte de las colecciones del Victoria & Albert Museum de Londres, el Corning Museum of Glass en Estados Unidos y el National Museum of Modern Art de Tokio, entre otras instituciones. En un campo históricamente dominado por el diseño funcional, Ikuta ha situado el vidrio en un registro plenamente escultórico y expresivo, donde la luz ya no es solo un recurso, sino el verdadero contenido de la obra.
Puedes conocer más sobre su obra en: https://lighthouse-kanata.com/en/artists/niyoko-ikuta/
