Un viaje al corazón del vidrio en Suiza: tradición, diseño y experiencia viva en una fábrica que, desde 1817, mantiene encendido el fuego del soplado artesanal.
En nuestro viaje tuvimos la oportunidad de conocer Glasi Hergiswil, una fábrica suiza con más de dos siglos de historia que mantiene vivo el arte del vidrio soplado. Fundada en 1817, pasó por momentos críticos en el siglo XX, pero fue salvada gracias al esfuerzo de sus trabajadores y la visión de Roberto Niederer, quien le devolvió el brillo combinando tradición artesanal con diseño contemporáneo.
La visita comienza en el museo Formed by Fire, un recorrido inmersivo que, con luz, sonido y escenografías, narra la historia del vidrio y de la propia fábrica. Allí se descubre cómo este oficio ha atravesado crisis y renacimientos, mientras se recorren salas que recrean diferentes épocas. También se puede ver el archivo de vidrio, donde se conserva la producción de Hergiswil desde el siglo XIX hasta hoy.
Hoy la Glasi está en manos de Leandro Niederer, tercera generación de la familia, quien en 2020 asumió como principal accionista y afirma que continuar la obra de su abuelo y su padre es un verdadero privilegio.
Pero lo más emocionante es entrar al taller y observar a los maestros sopladores frente al horno, moldeando con destreza la masa incandescente. La experiencia se vuelve aún más cercana cuando los visitantes tienen la oportunidad de soplar su propia esfera de vidrio, llevándose un recuerdo único hecho con sus propias manos.
El recorrido se completa con un laberinto de vidrio y espacios lúdicos que invitan a explorar y jugar, convirtiendo a Glasi en un lugar pensado para todas las edades. Todo esto, enmarcado por el paisaje suizo, hace que la fábrica sea mucho más que un museo: es un testimonio vivo de cómo la tradición artesanal puede reinventarse sin perder su esencia.
