"El vidrio es mi lienzo, los martillos son mis pinceles"
El artista Yorgos Papadopoulos (51, Chipre) crea originales piezas con un enfoque diferente. Yorgos crea belleza a través de violentar al vidrio, a menudo lo aplasta, lo deja caer, le dispara o lo electrifica, creando superficies marcadas por roturas. Que después modifica con chorro de arena, pigmentos de vidrio, pan de oro, esmaltes, geles de silicona e incluso, por accidente, gotas de su propia sangre. Dando por resultado, obras de arte fascinantes.
Después de dos décadas trabajando desde su casa en el norte de Londres, Papadopoulos ha regresado a su país natal y ha creado un estudio más grande donde puede explorar nuevos materiales, escalas y repensar la iconografía chipriota.
Entrevista
¿Cómo fueron tus comienzos con el vidrio?
Comencé mi carrera como ceramista. Todavía me encanta hacer cerámica, especialmente el esmaltado, y planeo montar un estudio de cerámica en un futuro próximo.
Pero mi interés por el vidrio surgió literalmente por accidente. En el Royal College of Art, la cerámica y el vidrio se dictan en la misma unidad de clase. Un día rompí un trozo de vidrio laminado. Lo que todos los demás tratarían como un desperdicio, para mí se veía hermoso y lleno de potencial. Fue el comienzo de lo que llegó a ser mi técnica pionera, que consiste en crear obras de arte rompiendo y laminando vidrio. He estado haciendo este tipo de obras de arte profesionalmente durante 20 años, pero si no fuera por mi accidente con la hoja de vidrio, bien podría haber sido ceramista.
En la serie ‘Evil Eye’ Papadopoulos reelabora el icónico amuleto del ojo protector. Amplía la escala y se reelabora los colores, utilizando resinas, pigmentos de vidrio y pan de oro.
¿En qué consiste esa técnica que creaste?
Todo mi trabajo está hecho con vidrio laminado. La mayoría de las veces utilizo un gel de silicona transparente de dos componentes para pegar las placas de vidrio. Siempre elijo vidrio laminado industrial para romper y crear imágenes, a veces figurativas, pero más a menudo abstractas con tintas y material de textura, como pan de oro o plata. El gel de silicona también puede ser portador de pigmentos. Me da infinitas posibilidades de creatividad.
¿En dónde buscas la inspiración para crear tus obras?
Soy un poco como William Wordsworth, fascinado por la belleza natural. Pero también me cautiva la ampliación de las estructuras detalladas en las cosas cotidianas, como el hormigón o la madera o el desprendimiento de pinturas. La identidad cultural y los conflictos de mi país natal también tienen una gran influencia en mis temas.
¿Qué es lo que más te gusta del material?
¡Que es increíblemente gratificante! Trabajando con vidrio, hasta cierto punto he aprendido a controlar la forma en que se rompe o se hace añicos. Pero todavía hay algún elemento de azar en mi creación. Lo mismo se aplica a mi técnica de laminación. Cuando vierto mis pegamentos pigmentados, no puedo estar completamente seguro de cómo se verá el resultado hasta que la silicona esté curada. Esta forma de arte dirigido por procesos me parece muy fascinante.
Como material en el que se crea mi trabajo, todavía miro en las profundidades de cada obra de arte en vidrio, que creo con asombro y deleite, ya que puedes mirar y mirar y aún verlo de manera diferente según la luz y la hora del día…
¿Qué es el vidrio para ti?
El vidrio es una paradoja. Es frágil pero duradero, común y extraordinario, peligroso y protector, reflectante y en blanco. Después de 23 años de trabajar con vidrio, sigo intrigado y encantado por el misterioso juego de la iluminación, la refracción y el tiempo.
«Ondas del tiempo»
A la edad cuatro años, el artista vivió el terror de la guerra y los bombardeos, esto lo marcó para siempre. Yorgos cree firmemente que hay belleza en todos, incluso en las imperfecciones más angustiosas de la vida. Al estar estrechamente relacionada tanto con el tiempo como con el aprendizaje, la vida ofrece conocimiento, sanación, aceptación y esperanza, todo lo cual puede expresarse en la estética.
En «Ondas del tiempo» esta creencia se visualiza en seis paneles colgados a distancias proporcionales a fechas en la vida del artista en las que las reflexiones sobre lo bueno y lo malo prevalecían más que sobre lo cotidiano.
