Desde inicios del año 2020, Guillermo Roth, docente e investigador de la Facultad de Química – UdelaR, en Montevideo, Uruguay, se ha embarcado en la búsqueda e identificación de una serie de objetos construidos en un material muy particular: el vidrio de uranio. Este tipo de vidrio contiene una pequeña cantidad de óxido de uranio en su composición, lo que bajo condiciones de iluminación normal le confiere a las piezas una coloración verdosa. Sin embargo cuando son iluminadas con luz ultravioleta, las piezas revelan su verdadera identidad exhibiendo un intenso resplandor verde-amarillento, el cual se debe al fenómeno luminiscente denominado fluorescencia.
En 2021 la búsqueda de estos objetos tuvo un crecimiento importante al conocer a Andrés Menjoulou, coleccionista de vidrio de uranio que gentilmente ofreció sus piezas para la investigación y difusión. Recientemente él había creado una cuenta en Instagram (Vidrio de Uranio del Uruguay) para dar a conocer y compartir su colección a medida que la misma crecía. En las fotografías se pueden apreciar artículos de su colección sometidos a iluminación normal y ultravioleta.
En colaboración, Guillermo y Andrés realizaron una sesión de fotos de piezas de la colección con fines de difusión desde una perspectiva artística. Para que las piezas se encontraran en un entorno adecuado al contexto histórico original, las tomas fueron ambientadas en escenas armadas con materiales y elementos auxiliares de la misma época. Cinco de las fotografías de la sesión fueron presentadas al concurso “Foco en la Ciencia” organizado por el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (PEDECIBA) de Uruguay, evento que contó con la colaboración del Centro de Fotografía de la Intendencia de Montevideo. El concurso recibió más de 70 proyectos en sus 5 categorías. Entre las fotografías presentadas por Guillermo, la titulada como “Recuerdos que por siempre brillarán” fue seleccionada como la ganadora en la categoría “Ciencia en lo cotidiano”. De las tomas no galardonadas, también se destaca la fotografía denominada “Cena a la luz del uranio”, que exhibe diversas piezas de vajilla en una mesa de comedor.
Entre los artículos de la colección de Andrés se pueden encontrar un sinnúmero de piezas de vajilla así como elementos de tocador y adornos en general, todos ellos con una gran diversidad de terminaciones y diseños distintos. Se distingue un grupo de piezas elaboradas por la legendaria fábrica de Cristalerías del Uruguay. Debido a la escasez de información disponible, no ha sido posible reconstruir la historia de dichas piezas. En la fotografía se observan centros de mesa y compoteras fabricados mediante la técnica de prensado, posiblemente entre los años 1930-1940.
Los orígenes
A finales del siglo XVIII comenzó a desarrollarse en las fábricas londinenses de vajilla de vidrio, la práctica de agregar sales de uranio a la mezcla fundida. El objetivo era conferir a las piezas terminadas una coloración verdosa. Por ejemplo, la línea de vajilla Primrose de la fábrica británica Davidson (principios del siglo XX), se elaboraba en vidrio de uranio. En la fotografía: plato de postre de dicha línea en condiciones de iluminación normal, y ultravioleta.
En la segunda mitad del siglo XIX esta modalidad de coloración cruzó el Atlántico, instalándose en las fábricas estadounidenses. En la tercera década del siglo XX, debido al contexto histórico de la Gran Depresión, la mayoría de las piezas de vidrio de uranio eran fabricadas mediante la técnica de prensado, resultando en productos de baja calidad estética. Esta vajilla de vidrio inundó el mercado, siendo adquirida en abundancia por familias de bajo poder adquisitivo dado su reducido precio. Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, la producción de vidrio de uranio se detuvo paulatinamente dado que el gobierno de Estados Unidos centralizó el uso del uranio para fines armamentísticos, limitando de esta forma las aplicaciones de carácter civil. Esta resolución se consolidó definitivamente en el transcurso de la Guerra Fría. Desde la década de los 60 y hasta la actualidad, el vidrio de uranio es un popular coleccionable, especialmente por la llamativa fluorescencia que exhiben las piezas ante la exposición a luz ultravioleta.
Redescubriendo el vidrio de uranio
Andrés Menjoulou, coleccionista uruguayo oriundo de Montevideo, despertó su interés por las antigüedades desde muy chico gracias al estímulo de sus abuelos. Como consecuencia estuvo en íntimo contacto con el mundo de las colecciones filatélicas, numismáticas, geológicas y paleontológicas, forjando así poco a poco su pasión por el coleccionismo. Hoy en día sus colecciones se clasifican en diversidad de temas, entre los cuales se destacan máscaras, tinteros, porcelana japonesa y curiosidades en general. La más reciente colección consiste en una recopilación de piezas de vidrio uranio de distintos orígenes.
El interés por el vidrio de uranio despertó tras conversar con un colega que le comentó acerca de la cautivante fluorescencia del material. Dado que inicialmente no disponía de una luz ultravioleta para revelar la identidad de las piezas, comenzó de manera muy intuitiva a adquirir toda pieza verde que tuviera una tonalidad sospechosa. Tras adquirir un modesto número de piezas armó su primera vitrina y finalmente consiguió una fuente de luz ultravioleta, que posibilitó la fácil identificación de las nuevas incorporaciones a la colección. A mediados de 2021 decidió crear la cuenta en Instagram Vidrio de Uranio Uruguay (@uraniumglassuy) en donde difunde contenido relacionado a su colección de vidrio de uranio.
Texto de Guillermo Roth