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Nora Correas y el sentido del vida

Nora Correas

Con una profunda mirada hacia su interior, la artista Nora Correas entreteje sus desafiantes esculturas que nos invitan a dialogar con nuestros miedos y tensiones. Son metáforas del ambiguo mundo en el que vivimos.

La artista Nora Correas (1942, Mendoza, Argentina) pionera indiscutida del ARTE TEXTIL, comenzó diseñando tapices, viajó a Brasil, en donde vivió tres años y llegó a tener más de 80 bordadoras a cargo.

A fines de los 70´comienza crear pieza tridimensionales, a las que incorpora materiales no tradicionales con las que se aproxima a la escultura y a la instalación.

Apasionada por la vida, Correas trabaja con diversos materiales, que van desde la resina hasta el petróleo, palos de escoba, vidrios. Los usa como símbolos, todas las cosas hablan de alguna manera. Incluso el uso de un feto humano en una de sus instalaciones, en su afán por cuestionarse que es lo que nos pasa estando vivos. Sus grandes trabajos tienen que ver con la muerte. 

En su búsqueda por el sentido de la existencia, pone el foco en la naturaleza y la sociedad. Es importante observar su obra de manera integral para entender cuales fueron los disparadores que inspiraron cada etapa creativa, siempre acompañados de la fuerza que le da su pasión por el ARTE.

Nora Correas Artista argentina

Instalacion Blanca (Nora con su asistente Nené Cisneros, montando Penélope)

Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires, Argentina 1986

Nora Correas Artista argentina

Nora con su hija Javiera en el departamento de la calle San Martín de Tours

Buenos Aires, Argentina

Nora Correas Artista argentina

“Los centinelas” 2002 – Materiales: petróleo, agua y cráneos de resina (pecera de vidrio)

Con esta obra muestra su profundo compromiso e interés en las temáticas de preocupación mundial como la paz, la minería, la tierra, el agua, la pesca, los hidrocarburos, entre otros tópicos.

Nora Correas Artista argentina

Sus “chaleco-armadura” representan el cuerpo y ofrecen a su vez cobijo. Están realizados con materiales que pueden agredir a quien se acerque demasiado. El vidrio que utiliza es de descarte (rotura).

“Me seducen los objetos que cuentan la historia de cada lugar. Con los collares hay sincretismo: voy uniendo cuentas de distintos países con sus historias. Así como puede reunirse gente distinta y entenderse.”

Nora Correas realiza estos collares con cuentas de vidrio y otros objetos que trae de sus viajes por el mundo.

Palabras de Nora Correas sobre su obra:

“Es complejo transmitir con palabras el acto creativo. El instante en que se produce un click con el todo y los límites desaparecen haciendo posible la relación infinita con las cosas.

Es imposible transmitir en un caso particular, pues generalmente los trabajos nacen sin que yo intervenga en la mayor parte. Ese yo que nombro es el yo racional, el lógico, el pensante, ese yo limitado que se atreve a determinada información.

Me parece que la búsqueda mía intenta ir más allá? de esos límites. En realidad estamos acostumbrados, en nuestra manera de ver al mundo, a dividir, segmentar, parcializar. El viaje que hago con mi trabajo es un viaje que generalmente trata de bucear en aquellas cosas que nos definen como seres humanos inmersos en infinidad de contradicciones. Tiene que ver absolutamente con mi vida. En realidad somos una sola cosa, por lo tanto, este quehacer esta? ten?ido por mis preguntas, mis escasas certezas y mis innumerables dudas.

Soy pesimista con nuestra condición humana, no creo que podamos salir de este atolladero en el que estamos inmersos. Somos víctimas de nuestra propia cabeza y de nuestra propia codicia.”

Los chalecos transparentes  están realizados en resina, Nora atravesó muchas complicaciones hasta lograr manejarla, y es un gran mérito en su trabajo  la transparencia que logra en este material complejo.

“Mi proceso creativo está alimentado con todo ese barro de la realidad, el miedo, la ciencia ciega, la codicia reinventada del poder económico, la muerte del humanismo, de la ética, en fin. En cuanto al hacer en si?, generalmente, el azar o un ojo atento me lleva a encontrar los materiales. Los juncos del Tigre me despertaron sensaciones de precariedad y fragilidad, me llevaros a atarlos para hacer piezas resistentes que, puestas en estructuras, desmentían su fragilidad.

Maderas viejas, usadas, me sirvieron para hablar de orígenes y fragmentaciones. Plumas, de la libertad y levedad. Mi coche de niña lo use? para llenarlo una vez de cucarachas y otra de bebe?s vacíos. Cuando tengo una parte de lo que va a constituir el trabajo total, todo lo otro va saliendo como por encanto. Es verdad que no siempre es fa?cil. Hay voces internas que me dicen no, falta, falta. No siempre mi trabajo sale redondo. Es más, pocas veces sucede, pero cuando eso ocurre la sensación de ver en medio de tanta ceguera cotidiana, es algo realmente mágico.

Hablar o intentar explicarlo me da la sensación de hacer un streap-tease sin estar preparada para ello.

Creo que el ser humano tiene la soledad como destino, el amor, la amistad, el compañerismo escasea y se nos da en cuentagotas. Mi manera de conectarme con el mundo es este trabajo, en donde no so?lo uso símbolos, sino que trato de bucear en la belleza, cualidad que no tiene que ver con lo superficial, sino con la armonía y la verdad.

Uno es una esponja. Lo que nos sucede como persona, lo interno, la memoria, la vida cotidiana, lo que pasa en el país y en el mundo es constantemente absorbido. Nada me es indiferente. El acto creativo nace de las preguntas del dolor, de la ignorancia y de la enorme necesidad de lograr mi equilibrio.

Creo que, mientras el ser humano exista, va a existir el arte, ese caminar por la cornisa. Tratando de atisbar lo que se nos escapa apenas creemos rozarlo.”

Piezas de diversas obras realizadas en resina.

“Mi forma de estar en este terrible y maravilloso mundo es usar disparadores visuales, imágenes para hablar de él y de los seres humanos que lo habitamos y que cada vez más a menudo están, algunos de ellos dispuestos a destruirlo.

Cuando me aparece una idea, aparece. No la busco, esta? acurrucada en un tiempo y se va lentamente macerando hasta que esta? lista. En ese momento, el tiempo, mi tiempo, se paraliza. Ya no existe el tiempo real y aparece el mágico, el eterno presente. Puedo pasarme horas trabajando y sentir que sólo han pasado minutos, en los que mi cerebro está conectado con él, hecho de la entrega absoluta a aquello que me mantiene viva.

Mi casa está llena de varios tiempos además del mío: Están los de mis hijos, los de mis antepasados, hechos presentes en fotos, cartas y objetos. Están los de mis viajes, los de mis amigos, gatos y plantas. Estas últimas me han enseñado cómo lo hubiera hecho una vieja sabia. Me han enseñado la riqueza que trae el saber esperar, respetar el tiempo. Creo que nada en este mundo sirve si no se sabe esperar, primero la tierra, después la semilla, el alimento y esperar. La mano verde es una fantasía, el buen uso del tiempo y la experiencia hacen el resto.

Desde muy pequeña empecé a dibujar y a mirar atentamente formas y colores. Con el correr del tiempo, se fueron cerrando varios caminos quedando so?lo ese mundo, que para encontrarle su centro generalmente se camina tanteando y casi siempre a ciegas. Las formas y colores se asentaron en ideas, sensaciones y sentimientos, el tiempo fue madurando lo que quiero comunicar y compartir, sacando a la luz lo que algunas veces suele estar en sombras. La violencia, la codicia, la tremenda ignorancia son temas que abarcan el trabajo de toda mi existencia hasta el presente.

El día tiene 24 horas, pero tengo la sensación de que en realidad ahora todo pasa velozmente. La gente corre, no hay tiempo de decantar nada, una imagen empuja a otra, una palabra desplaza rápidamente a otra palabra, una idea no alcanza a cuajar que aparece otra idea. Sin embargo, nuestro tiempo biológico no parece haber cambiado mayormente, cuando uno se interroga sobre el tiempo no es para saber lo que nos pasa, sino lo que uno es. Y me pregunto: ¿En el futuro seremos los mismos seres imperfectos sumergidos en esta gran incógnita que es la vida?”

Breve Bio
Nace en Mendoza en 1942. Completa sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza. En 1966 obtiene una beca del Fondo Nacional de Bellas Artes para estudiar pintura en el Taller de Juan Batlle Planas, en Buenos Aires. Trabajó en arte textil desde 1967 hasta 1985. En 1970 y durante tres años dirige un taller en Río de Janeiro, Brasil. A partir de 1979 desarrolla actividades docentes en su taller. Las instalaciones son su medio más usado en la actualidad. Vive y trabaja en Buenos Aires. Como presidenta de AAVRA (Asociación de Artistas Visuales de la República Argentina) desde el 2003 hasta el 2008, conjuntamente con un grupo de artistas coordinó proyectos y acciones tales como, el No a la guerra a Irak, al teñir las aguas de las fuentes de la Avenida 9 de Julio; la convocatoria Las camitas (2002-2003), que con 500 artistas, hizo visible la situación de la salud. Y finalmente el Proyecto Patagonia que llevó tres años en madurar. Mesas redondas en el Malba, la curaduría de la muestra Patagonia, Pasado y Presente, Ayer y Hoy en el Centro Cultural Recoleta de la Ciudad de Buenos Aires, y la instalación en Ushuaia de Temaukel, Las banderas de lo posible, en donde cientos de artistas presentaron banderas con símbolos de aquello que como país de-bemos proteger, el agua, la tierra, la minería, la pesca, los hidrocarburos, etc.
Nora Correas Artista argentina

“Masticando Vidrio” 2003

Con una trayectoria excepcional, Correas ha representado a la Argentina exponiendo su obra en galerías y museos de Brasil, Chile, México, Cuba, Estados Unidos, Francia, España, Alemania, Hungría, Polonia y Japón.

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